Navidad, la alegría de saberse amado

Navidad, la alegría de saberse amado

Se está acercando la Navidad y la alegría va penetrando hasta el más íntimo rincón de nuestra gran familia de Espurna porque la Navidad es un misterio de amor. Un misterio en el que sólo podemos penetrar con un corazón sencillo y abierto. El amor que Cristo nos trajo tenemos que hacerlo presente en el trato con las personas que nos rodean. Este es el espíritu que nos legó nuestro fundador José Pedro.

La Navidad es un misterio que sólo los de corazón sencillo pueden aceptar y comprender. Un misterio que no puede dejar indiferente nuestro corazón, un misterio de amor, amor de Dios, amor grande, amor infinito, amor desinteresado, amor y dolor, amor sincero y duradero.

Navidad es gozo, es alegría y paz, es confianza y esperanza, es seguridad. Navidad es fuerza en la debilidad, consuelo en la amargura, calor en las horas de frío, es respiro y aliento.

La Navidad se celebra cada año sin falta porque cada año se nos da una nueva oportunidad para amar. Cada año recordamos el mayor don, el mayor amor. Cada año se renueva el compromiso de amistad y de entrega eterna.

Jesús nació en un establo. El silencio de la noche lo arrullaba. Que el silencio de nuestra alma sea también la música de su sueño, pues donde no hay silencio, no hay Navidad. No es un silencio de mudez, sino de paz, de calma y de oración. Mira que Jesús quiere nacer en ti, déjale un espacio en tu interior. No te pide mucho, un rincón para él es suficiente.

Este próximo 24, debemos estar atentos. “Mira que estoy a la puerta y llamo” (Ap 3,20). Jesús tocará la puerta de tu corazón buscando un lugar donde nacer. Y no olvidéis que, de manera muy especial Jesús viene en la Eucaristía y pide un poco de calor en este mundo de invierno y al mismo tiempo Él es Calor que nace en el corazón de quien ama.

Jesucristo, como un sol en el pesebre, nos interpela con la elocuencia de su inocencia y pone en boca de San Juan: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (1Jn 4,10).

Feliz Navidad. Siempre amados por el Señor, siempre felices

Ya llega la Navidad y nuestra gran familia de Espurna siente la alegría en cada rincón. La Navidad es una celebración de amor, un amor que se entiende con un corazón sencillo y abierto. Ese amor que Jesús trajo al mundo también lo podemos compartir con las personas que están a nuestro alrededor. Esto es algo que nos enseñó nuestro fundador, José Pedro.

La Navidad es un misterio, pero para entenderla hay que tener un corazón sencillo. Es un tiempo que llena nuestro corazón de amor: amor de Dios, un amor grande, sincero y que dura para siempre.

La Navidad es alegría, paz y esperanza. Nos da fuerza cuando estamos cansados, consuelo cuando estamos tristes, y calor cuando sentimos frío.

Cada año celebramos la Navidad porque nos da otra oportunidad para amar. Es un momento para recordar el amor más grande y renovar nuestra amistad con Jesús.

Jesús nació en un lugar muy humilde, un establo. Durante la noche silenciosa, Él descansaba. Nosotros también podemos guardar un momento de silencio, de paz y de oración, para sentir la Navidad en nuestro corazón. Jesús quiere nacer en nosotros. Solo necesita un pequeño espacio en nuestro interior.

El próximo 24 de diciembre, estemos atentos. Jesús estará llamando a la puerta de nuestro corazón. Él busca un lugar donde nacer y, sobre todo, nos encuentra en la Eucaristía. Aunque el mundo sea frío, Jesús trae calor a quienes lo aman.

Jesús, como un sol pequeño en el pesebre, nos enseña el verdadero amor. Como dice San Juan: “El amor no es que nosotros amemos a Dios, sino que Él nos amó primero y envió a su Hijo para ayudarnos” (1Jn 4,10).

Feliz Navidad
Recuerda: siempre somos amados por el Señor, y siempre podemos ser por eso felices.



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