Los verdaderos campeones eran otros

Los verdaderos campeones eran otros

Dicen que no apreciamos las cosas hasta que las perdemos, que somos animales de rutinas y que no sabemos disfrutar cada instante y cada experiencia que la vida nos presenta y ponerlas en el valor que merecen. Y es verdad, porque algo así pasa con el deporte de equipo cuando te lo quitan. Recuerdas lo feliz que hizo a tanta gente y lo mucho que lo necesitamos. El maldito virus y sus limitaciones ha sido capaz de eliminar de un plumazo un mundo de sensaciones que nos acercaban más que nunca -a nosotros y a ellos- a ese otro mundo sin discapacidad. Ese que parece reservado a personas “normales” que sí que hacen deporte en equipo, a pesar del virus, y lo disfrutan.

Por eso estamos enfadados. Y mucho, además. No entendemos por qué nuestros depostistas no pueden celebrar goles, alegrarse por una canasta imposible, abrazarse o sentir la decepción de una derrota. ¿Por qué todos sí y ellos no? Por qué no podemos coger la furgoneta e irnos a otros pueblos a jugar, por qué no podemos reencontrarnos con compañeros y rivales que sí vemos en campamentos, pero no en las canchas? ¿Por qué ellos sí y nosotros no?

Debéis saber que esas cosas que nos hacían tan felices, no hace tanto tiempo, y que además de rebote nos hacía crecer en valores, las personas con otras capacidades SÍ pueden hacerlas.

Porque sí, a nosotros también nos duele perder un partido, fallar un gol o que el otro equipo te cuele cinco puntos en una sola tirada en petanca; como también nos encanta ganar una final o meter un triple en las finales de la Politécnica y que luego nos cuelguen una medalla, sea del color que sea, hayamos ganado o perdido, pero siempre habiéndolo merecido.

Nuestras capacidades, aunque distintas, no nos impiden sentir lo maravilloso del deporte y de la competición y las experiencias que nos hacen sentir. Porque además de participar, aunque no lo creáis, nos encanta competir, ponernos a prueba y sentirnos bien con nosotros mismos. Que nos valoren, sentirnos importantes, tener nuestro momento de gloria.

No estamos contentos de que haya deporte escolar en todos los colegios, competiciones federadas en todas las disciplinas y eventos multitudinarios de todo tipo, a cubierto y al aire libre, y que nosotros no estemos haciendo lo que más nos gusta, que es juntarnos con nuestro equipo, entrenar, sudar la camiseta, enfadarnos y desenfadarnos a cada minuto con el entrenador y aprender a ser ídolos y campeones. Que lo somos.

Así que mientras seguimos esperando a que dejen de protegernos de forma distinta a los demás, nos conformaremos con recordar aquellos tiempos en los que la única barrera que conocíamos la colocábamos en una falta y los verdaderos Campeones, además de los del cine, eran otros.

Santi Roca | Coordinador de Deportes



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