La visión del monitor dentro del centro especial de empleo

La visión del monitor dentro del centro especial de empleo

Trabajo como monitora en uno de los Centros Especiales de Empleo -CEE- más grandes que conozco, los cuales están creados para facilitar la integración laboral a personas con diversidad funcional en el mercado ordinario de trabajo, y en el que grupos dirigidos por monitores, trabajamos cada día la preparación de diferentes técnicas para poder proporcionar a cada miembro, según sus características personales, un trabajo productivo y remunerado.

Como monitora experimentada me asigno dos grandes objetivos que considero que son la meta de mi labor: la integración laboral y la social. Una vez alcanzadas las dos en un mismo grupo, mi papel de monitora pasa a ser el de compañera.

Nuestro objetivo principal y por lo que existen estos Centros, es demostrar -con esfuerzo, muchas ganas de aprender y una gran dedicación-, que podemos ser igual de productivos, efectivos y con una excelente calidad de servicios, que cualquier departamento interno de las empresas que nos contratan.

Dentro del amplio abanico de tareas y funciones, me gustaría destacar aquella en la que los monitores tenemos que buscar la mayor polivalencia de cada participante del equipo, trabajando diferentes habilidades con todo tipo de herramientas y maquinarias, y así sumar facilidades en su incorporación a cualquier ámbito laboral.

Por otra parte, la integración social complementa el otro 50% de mi trabajo, establecer un buen vínculo entre nosotros y una correcta relación con el resto de compañeros; esto proporciona una gran sensación de bienestar, seguridad, confianza y respeto que mejora la dinámica y el funcionamiento de todos.

Por ello, la comunicación es el valor más importante dentro de cualquier relación entre personas, y en nuestro caso es imprescindible. Saber en todo momento dónde nos encontramos todos evita dar paso a una preocupación innecesaria, también creer en uno mismo y en lo que somos capaces de aprender. Y, sobre todo, no avergonzarse de pedir ayuda, porque siempre será mejor preguntar y seguir aprendiendo que ocultar y no avanzar. Una vez conseguimos unir estos factores, se crea un ambiente de trabajo excepcional y muy gratificante para todos, tanto como ejemplo de superación personal como para unos buenos hábitos de vida.

Todo trabajo tiene su recompensa y a pesar de que el grupo esté preparado y totalmente formado para realizar sus tareas habituales sin el monitor, todo equipo necesita un guía, un responsable al que poder dirigirse de una manera específica y al que solicitar apoyo.

Podría decirse que el monitor es igual de necesario como lo son los eslabones de una cadena: piezas perfectamente compenetradas y unidas, y lo suficientemente fuertes para aguantar un largo camino.

Yaiza Barberá | Monitora CEE

Tags:
,


Ir al contenido