La cerámica de Espurna paso a paso

La cerámica de Espurna paso a paso

Ya todos conocemos los bonitos resultados de nuestros productos cerámicos. Pero, ¿cómo llegamos a ellos? Eso es otro cantar. Y justamente es lo que vamos a intentar explicar aquí y ahora.

En primer lugar, nos tiene que llegar la inspiración, el encargo o pedido, un paso super importante para poder ponernos manos a la obra.

Esto significa que las personas que hacen el encargo nos dicen qué quieren, con lo que ya tenemos punto de partida para empezar crear y ofrecer diferentes versiones del producto al cliente. A partir de ahí y una vez seleccionada la opción ganadora, se realizan plantillas o moldes, en función de lo complejo del diseño y también del número de piezas y, por supuesto, del tiempo que disponemos para la entrega.

Ya con el color de barro elegido, se llenan los moldes o se hacen planchas para marcar con las plantillas y posteriormente cortar. Si son piezas simples, les damos forma, y si son piezas compuestas, tendremos que montarlas y pegarlas con barbotina.

Le haremos también la decoración precisa antes de que se seque y ya dejamos secar al aire, para que se endurezca. Una vez secas las piezas, pasamos a cargar el horno, con mucho cuidado, pues en ese momento las creaciones aún son muy frágiles.

En esto somos previsores, pues siempre hacemos alguna pieza de más, por si acaso se rompe en el proceso. Cosa que es posible que pase, tanto antes de llegar al horno, como dentro del mismo y/o cargando y descargando.

Se cuecen las piezas durante unas cuantas horas para coger calor, y después se tienen que enfriar dentro del horno, sin abrir, para que el cambio brusco de temperatura no las agriete o rompa, cosa que puede pasar fácilmente si no se realiza el proceso con el cuidado y los tiempos que implica.

Cuando está ya frío el producto, lo sacamos del horno y ya empezamos a decorar con los colores que se requieren y con la técnica elegida -frases, dibujos, letras, ornamentado, etc-. Este es un proceso muy delicado y detallista, pues se está creando la apariencia final del producto, y por lo tanto tiene que primar la belleza y la estética.

Después de este trabajo, se vuelve a meter la pieza en el horno y de ahí ya, ¡a rezar para que todo salga bien! Pues el horno es un gran juez, que, igual que saca piezas muy bonitas, nos puede castigar con algún desastre que otro.

Pero sabemos lo que hay y peleamos para que salgan los mejores resultados todas las veces posibles y, cómo no, la práctica hace al maestro, por lo que la experiencia nos da muchas tablas para saber identificar las señales y los factores que pueden entorpecer o impulsar nuestro trabajo.

Y así de bonito, sufrido y gratificante es el proceso de crear piezas cerámicas manualmente. Nosotros, desde luego, no lo cambiamos por nada.

 

Francesc Salort | Monitor de Cerámica de los PFCB de Fundació Espurna



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